
¿Por qué nos hacen gracia determinadas cosas que realmente no la tienen? ¿Qué pasa, somos malas personas o simplemente a veces nos reímos por nervios?
Yo no lo sé. Pero nos reímos del resto de la gente y mucho. Las caídas no tienen desperdicio. Dios quiera que no te caigas por las escaleras del colegio o de la universidad porque sino, te pueden sacar hasta cantares. La vergüenza que uno se pasa cuando tiene estos pequeños deslices, y encima sumemos las risas de la gente de alrededor. Ya no puede ser peor. Trágame tierra es poco, porque yo quisiera perderme en un agujero negro del universo.
Recuerdo cuando estaba en el colegio. Una chica se cayó por las escaleras. Pobre mujer. Lo malo es que llevaba un paraguas de los grandes y al resbalarse, pues... tuvo un percance también por el paraguas. Decían que si se lo había clavado aquí, allá.
El caso es que cada vez que alguien la veía, o que se referían a ella le llamaban la del paraguas.
Sí, sí. ¿Los niños crueles? Para estas cosas casi mejor no crecer. Cuanto más mayor aun peor.
Pero es que reírse no es malo, y al parecer reírse de la gente tampoco. Podemos hablar de vídeos de primera, o de miles de programas de zapping. Salen esas caídas de bebés, las novias que se caen, las abuelitas en la playa rebozándose en la arena... No sé. Es algo que no entiendo.
Humor amarillo por ejemplo. A mi me encantaba el programa. Lo daban los domingos antes de comer y yo encantada de la vida. ¿Y qué tiene ese programa? Caídas, golpes... ¡Pero y por qué nos reímos!
Yo no lo sé. Pero nos reímos del resto de la gente y mucho. Las caídas no tienen desperdicio. Dios quiera que no te caigas por las escaleras del colegio o de la universidad porque sino, te pueden sacar hasta cantares. La vergüenza que uno se pasa cuando tiene estos pequeños deslices, y encima sumemos las risas de la gente de alrededor. Ya no puede ser peor. Trágame tierra es poco, porque yo quisiera perderme en un agujero negro del universo.
Recuerdo cuando estaba en el colegio. Una chica se cayó por las escaleras. Pobre mujer. Lo malo es que llevaba un paraguas de los grandes y al resbalarse, pues... tuvo un percance también por el paraguas. Decían que si se lo había clavado aquí, allá.
El caso es que cada vez que alguien la veía, o que se referían a ella le llamaban la del paraguas.
Sí, sí. ¿Los niños crueles? Para estas cosas casi mejor no crecer. Cuanto más mayor aun peor.
Pero es que reírse no es malo, y al parecer reírse de la gente tampoco. Podemos hablar de vídeos de primera, o de miles de programas de zapping. Salen esas caídas de bebés, las novias que se caen, las abuelitas en la playa rebozándose en la arena... No sé. Es algo que no entiendo.
Humor amarillo por ejemplo. A mi me encantaba el programa. Lo daban los domingos antes de comer y yo encantada de la vida. ¿Y qué tiene ese programa? Caídas, golpes... ¡Pero y por qué nos reímos!
Que alguien me de la respuesta, de esta reacción.
¿Quizá nos reímos porque estamos sintiendo nosotros también vergüenza? No existe explicación. Sólo hay claro algo. Que en la mayor parte de los casos somos más que crueles.